Presencia viviente

Se tú mismo, plena y absolutamente. No esperes hasta la hora del almuerzo o hasta el fin de semana o hasta que las condiciones lo permitan.

No necesitas estar sentado en una playa tropical para sentir felicidad. No tienes que tener una casa con seis habitaciones llena de las más elegantes posesiones para sentirte satisfecho con tu vida.

Tu propia presencia es muchísimo más valiosa que cualquier lugar al que pudieras ir o que cualquier objeto que pudieras poseer. La actitud que decidas adoptar es lo que marcará la mayor de las diferencias en la manera en que vas a vivir este día.

La alegría que sientes no proviene de lo que puedas sacarle a la vida. La alegría que sientes proviene de aquello que decidas brindarle a la vida.

Aquí y ahora tienes tu oportunidad de sentirte pleno de riqueza y de sentido. Sea lo que sea que estés haciendo puede actuar como un camino a la plenitud, si tú así lo decides.

No hay necesidad de ponerle condiciones a tu felicidad. Este es el día, este es el lugar, y este es el momento para vivirla.